Un cuerpo entre el asfalto y el caos: la Vía Rápida detiene su pulso tras fatal atropellamiento
- Buzo Caperuzo
- 28 jun
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Tijuana, B.C. – La mañana avanzaba con prisa, como suele hacerlo en la Vía Rápida Poniente, cuando el tránsito se detuvo de golpe a la altura de la Universidad Vizcaya. La razón no fue un embotellamiento común ni una obra improvisada: era el cuerpo de un hombre, tendido sobre el asfalto, sin vida.
El impacto fue brutal. El vehículo involucrado, un Toyota con el parabrisas destrozado y la carrocería visiblemente dañada, quedó detenido metros adelante. Su conductor, ileso físicamente, no pudo hacer más que esperar, atrapado entre la escena y la consecuencia.

La llamada de auxilio movilizó a paramédicos de la Cruz Roja y al Cuerpo de Bomberos. Cuando llegaron, el silencio ya había dicho todo. Confirmaron el deceso y marcaron los límites del área, mientras la ciudad, como si se resistiera a mirar de frente, desviaba su curso por carriles alternos.
Los tres carriles de la Vía Rápida fueron cerrados. El flujo se volvió estático, la urgencia fue otra. El tráfico se convirtió en una procesión silenciosa alrededor de una vida perdida, anónima aún, pero presente en cada mirada que se detenía unos segundos antes de seguir.

La Fiscalía General del Estado quedó a cargo del procesamiento de la escena. No se reveló la identidad de la víctima ni si intentaba cruzar, huía o simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento más cruel.
Tijuana siguió su curso. Pero sobre el pavimento quedó la huella de una historia que, como tantas, empezó con pasos y terminó con frenos.
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