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“Queremos justicia, no caridad”: víctimas del atropellamiento en Plaza Paseo 2000 exigen reparación del daño

  • Foto del escritor: Buzo Caperuzo
    Buzo Caperuzo
  • 28 jul
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 29 jul

“Queremos justicia, no caridad”: víctimas del atropellamiento en Plaza Paseo 2000 exigen reparación del daño

Tijuana.– A cuatro días del brutal atropellamiento ocurrido detrás de Plaza 2000, los sobrevivientes aún cuentan las lesiones, los daños materiales, pero sobre todo, la incertidumbre. Mientras dos de ellos continúan hospitalizados con fracturas graves, sus compañeros alzan la voz: exigen justicia, respuestas y una reparación digna del daño causado.


El pasado jueves 24 de julio, un joven de 19 años al volante de un Ford Mustang desató el caos sobre la calle 6 de Enero y avenida Lázaro Cárdenas, en la colonia Francisco Villa.


Perdió el control del vehículo mientras realizaba maniobras temerarias y arrolló a tres hombres que, tras una larga jornada como conductores de Uber, se encontraban reunidos frente a una tienda de conveniencia. Cuatro autos fueron también impactados.


Abel Sandoval fue testigo del momento en que todo ocurrió. "Estábamos ahí, platicando después de trabajar. En segundos, el carro nos barrió, se llevó a tres compañeros. Dos de ellos siguen en la Clínica 1 del IMSS. Uno tiene fractura de pelvis y cadera; el otro, en el peroné y el pie", relató con voz firme pero agotada.


El tercero de los heridos, Ángel de Jesús Arias Morales, fue dado de alta este lunes con un hematoma de segundo grado en la cabeza. Aunque ya está en casa, no puede trabajar ni valerse por completo, y los gastos médicos comienzan a acumularse.


“No puedo trabajar ni generar ingresos. Necesito medicinas, estudios, pero también mi carro quedó inservible. No pedimos caridad, exigimos lo justo: que el responsable repare el daño”, declaró Ángel de Jesús.


Los afectados acudieron a la Fiscalía para conocer el estatus del proceso legal contra el conductor, pero aseguran no haber recibido claridad alguna. Temen que el joven esté ya en libertad, y que sus casos terminen sepultados en el silencio institucional.


“Queremos justicia, pero sobre todo, la reparación del daño. No solo se trata de carros, es nuestra salud, nuestra forma de ganarnos la vida”, sentenció Abel.


Mientras los lesionados siguen a la espera de una respuesta y la impunidad amenaza con instalarse, sus voces se elevan como un recordatorio: en Tijuana, la justicia también debe alcanzarse caminando, aunque las heridas obliguen a hacerlo con muletas.

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