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Colisión en Ojo de Agua: diez heridos y un semáforo ignorado

  • Foto del escritor: Buzo Caperuzo
    Buzo Caperuzo
  • 29 jun
  • 2 Min. de lectura
Colisión en Ojo de Agua: diez heridos y un semáforo ignorado

Tijuana, B.C. — A las puertas de Ojo de Agua, en la frontera entre el ritmo de lo cotidiano y el sobresalto del caos, el silencio de la mañana se quebró con el estruendo de un choque brutal. Diez personas resultaron heridas tras la colisión entre un vehículo de plataforma digital y un taxi de ruta que, con el impacto, terminó volcado sobre la carretera libre Tijuana-Tecate.


Los metales retorcidos narraban lo ocurrido mejor que cualquier testigo. El Chevrolet Beat blanco —símbolo de la movilidad moderna— habría ignorado el semáforo en rojo. El taxi de la ruta Insurgentes-Maclovio Rojas, que se dirigía hacia El Refugio con varios pasajeros a bordo, no tuvo margen para evitar la tragedia. El golpe fue seco, directo, con una consecuencia inmediata: la unidad del transporte público giró sobre su eje y quedó sobre uno de sus costados, despojando a sus ocupantes de toda certeza.

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Los primeros en llegar fueron los rescatistas de la Dirección de Bomberos, con la prisa serena de quienes conocen el rostro del desastre. Entre asientos torcidos y vidrios fragmentados, auxiliaron a los pasajeros que habían quedado atrapados. Uno a uno, con cuidado quirúrgico y palabras firmes, los fueron liberando del enredo de hierros que un minuto antes aún era transporte.


Seis personas sufrieron lesiones menores. Otras cuatro, en estado más grave, fueron estabilizadas por paramédicos de la Cruz Roja y trasladadas con urgencia a hospitales cercanos. Entre ellos, una mujer de edad avanzada y un joven que apenas comenzaba su jornada laboral.

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Mientras tanto, la escena era contenida por agentes de Tránsito Municipal, que comenzaron las diligencias entre testimonios confusos, cámaras de tráfico y un clima denso de culpa e impotencia.


El tráfico en la zona se volvió una metáfora perfecta del país: lento, atascado, mirando hacia un punto de colisión sin poder avanzar. A cada lado del accidente, el flujo de vehículos se comprimía, recordando que los segundos de descuido pueden desatar olas que alcanzan a muchos más de los directamente involucrados. El semáforo, en lo alto, seguía marcando su ciclo, inmutable.

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