Triple choque provoca congestionamiento en la Vía Rápida Oriente

Tijuana-. A esa hora en que la ciudad respira con cansancio —ni noche plena ni amanecer—, la Vía Rápida Oriente se convirtió en un tablero de luces intermitentes. Bajo el Puente Negro, el ruido del impacto rompió la calma: tres vehículos entrelazados en un caos de chispas, metal y confusión.

Un Nissan Versa, una pickup y un Acura, los tres con placas de California, quedaron detenidos a mitad de los carriles de la Ready Lane, como piezas desordenadas de una maquinaria detenida. El aire olía a aceite caliente y frenos gastados; las luces de emergencia destellaban sobre el pavimento húmedo, reflejándose en los rostros atónitos de los conductores.

La conductora del Nissan, una mujer de 32 años, permanecía inmóvil, con una mano en el cuello y la otra en el volante. Los paramédicos de la Cruz Roja llegaron en minutos, la ayudaron a salir, la recostaron en la camilla dentro de la ambulancia mientras el ulular de las sirenas competía con el rumor del tráfico detenido.

Los otros dos conductores, ilesos, miraban sus autos como quien observa los restos de un sueño interrumpido. Alrededor, los bomberos limpiaban el asfalto, los agentes de Tránsito tomaban notas bajo la luz fría de sus linternas, y la ciudad, como siempre, esperaba impaciente que todo se despejara para seguir su curso.

En la madrugada, la carambola no solo dejó autos destrozados: dejó la imagen efímera de una frontera que no duerme, donde incluso el accidente parece formar parte del tránsito cotidiano.