Maniobra prohibida, destino interrumpido: el choque entre un taxi y una trabajadora del aire

Tijuana-. La carretera que serpentea hacia el aeropuerto internacional fue, por unos minutos, algo más que un acceso a vuelos y despedidas. Fue el escenario abrupto de un accidente que reunió dos mundos: el de un hombre que transporta pasajeros en tierra y el de una mujer que sobrevuela los cielos.

Todo ocurrió en cuestión de segundos. Un taxi oficial del aeropuerto, según los primeros reportes, intentó un giro prohibido en “U” en una zona sin retorno. Una decisión rápida, quizá acostumbrada, quizá apurada, pero definitivamente equivocada. En ese instante, una sobrecargo a bordo de un vehículo compacto Fiat, rumbo a iniciar su jornada, cruzaba el mismo tramo.

El impacto fue inevitable.

El taxi quedó atravesado en la vialidad. En su interior, el conductor había perdido el conocimiento. Su cuerpo, inmóvil, se convirtió en el punto de atención de los primeros respondientes que llegaron al lugar con la urgencia que requiere un corazón detenido.

Paramédicos lograron estabilizarlo y lo trasladaron a un hospital. Su estado, hasta ahora, se mantiene reservado.

Ella, la sobrecargo, no resultó con lesiones graves. Su auto sí, como testigo mudo de la violencia del golpe.

El accidente, más allá del cruce de metales, revela un problema cotidiano en la dinámica vial de Tijuana: la normalización de maniobras indebidas en zonas de alta circulación. El aeropuerto no duerme, pero tampoco se detiene. Y quienes lo abastecen —taxistas, pilotos, maleteros, sobrecargos— conviven con ritmos extremos, con cansancio acumulado y con la prisa como aliada.

Agentes de tránsito llegaron poco después para tomar nota, levantar croquis, acordonar. Pero lo más urgente ya había pasado. Un hombre herido. Una mujer en shock. Y un amanecer que siguió su curso, como si nada.

Sin embargo, para quienes vivieron esa colisión, ese cruce de destinos, el día ya no sería igual.