El auto que despertó al silencio del libramiento Rosas Magallón

Tijuana-. El ruido metálico del impacto rompió la calma de la tarde sobre el libramiento Rosas Magallón. Un Volkswagen oscuro, casi anónimo entre tantos, se desvió apenas unos metros antes de la intersección con la colonia El Soler. Bastó un segundo: el chirrido de las llantas, el golpe seco contra el pavimento y el vehículo terminó volcado, sumergido en un charco de aguas negras que reflejaba un cielo sin testigos.

Del interior salió un hombre de unos 30 años, aturdido, cubierto de lodo hasta las rodillas, pero vivo. Caminaba con la mirada perdida, como si aún no entendiera lo que había pasado. “Estoy bien”, alcanzó a decir a los paramédicos que llegaron poco después, con el sonido de las sirenas que mezclaba alivio y rutina.

La Policía Municipal acordonó la zona, mientras una grúa se preparaba para levantar el automóvil, retorcido, como si hubiera sobrevivido a algo más que una volcadura. En el aire flotaba ese olor agrio de la mezcla entre combustible y aguas estancadas, y la tarde siguió su curso, indiferente.

No hubo heridos, ni tragedia, ni titulares de luto. Solo un instante en que la ciudad pareció detenerse ante la fragilidad de un volante girado un segundo demasiado tarde.