Entre el tráfico incesante de la ciudad, hay un vehículo que arranca miradas, sonrisas y hasta confusiones. Se trata de un Jeep Cherokee de los noventa, pintado en los tradicionales rojo y crema, colores de las míticas calafias de Tijuana. Su dueño y creador, Héctor Mauricio, lo bautizó con humor como “La Calafia Fake”.